Mi vecino Andrés Manuel/ By @indiehalda
Por Oscar Hernández
Soy un feliz residente de la colonia Moderna: compro pan en “El Escorial”, paseo a mi perro en el parque de Las Américas, como tacos de a 5 por 20 afuera del metro Xola (el mejor suadero del sur-centro capitalino, lo prometo) y me saludan por mi nombre en el OXXO de Bismarck.
Me encanta esa sensación de barrio que se respira aun estando a menos de 200 metros de Viaducto Tlalpan, con su variopinta selección de moteles y amables sexoservidoras que me chulean a mi paticorta mascota cuando me aventuro a pasearlo por aquellos lados.
A un par de cuadras al norte se encuentra la avenida Santa Anita, que separa no sólo las colonias Moderna y Viaducto Piedad, también las delegaciones Benito Juárez e Iztacalco. Es en el número 50 de esta calle de restaurantes chinos, mercados y lavanderías que se encuentran las oficinas nacionales de MORENA, el ahora partido político encabezado por Andrés Manuel López Obrador.
En la anodina construcción de 2 plantas nació y creció el sueño recién consumado del tabasqueño de tener su propio partido. Los fines de semana desde temprano se veían las cuadrillas de operadores, echando taco en el pequeño mercado que se encuentra enfrente del domicilio. Entre ellos había regularmente alguien del círculo íntimo de AMLO, casi siempre Batres.
Andrés Manuel es mi vecino sólo en lo laboral, pues obvio no reside en la zona: algunos vecinos dicen que vive en Copilco con sus hijos, otros que en la Del Valle, otros más que tiene un depa en Polanco o una mansión en la famosa colina del perro. No se sabe y de su austeridad o su riqueza nada puede comprobarse. Como todo en la política, opacidad absoluta.
Hace unos meses el movimiento realizó en el parque de Las Américas un mitin durante sus eternas giras de MORENA, el cual me detuve a ver por mera morbosidad mientras PenPen -mi simpático pero socialmente inadaptado Corgi galés- trataba por enésima vez de hacer migas con los perros de la zona.
Alrededor de 300 o 400 personas se aglutinaban en el pequeño parque para escuchar el discurso del hijo predilecto de Macuspana, más de la mitad personas adultos entrando en la tercera edad, de la que recuerdo a una señora que prácticamente no dejó hablar a Andrés Manuel pues todo le aplaudía, aún las ideas sin terminar. Bueno, en sí la estrategia de gobierno de AMLO es toda ella una idea sin terminar.
Al ver el desangelado acto, una verdad ineludible me dio de frente en la cara: AMLO ya no es lo que era. 2 elecciones presidenciales después, al hombre se le ve cansado de hablarle sobre la “mafia oligarca” al mismo público, desesperado por encontrar algo que le inyecte nueva vida a una carrera política que nomás no agarra el segundo aire. La noticia que más lo mantuvo en los reflectores en el último par de años fue, curiosamente, el mal cardiaco que lo llevó al hospital y que puso a temblar a la base de MORENA pues, se sabe, sin el tabasqueño el partido no es nada.
Usted querido lector podrá decirme “Pero si el Peje está más vigente que nunca, aumentó sus votos de 2006 a 2012” y yo se lo creo, pues fue de 14,756,350 a 15,896,999 sufragios a su favor, un modesto 7% de incremento. Le invito ahora a ver al PRI, quien fue de 9,301,441 con Madrazo en 2006 a 19,226,784 sufragios con el señor del copetazo en 2012. 106% de incremento. Vaya regreso.
Y el señor López no puede quejarse: hasta su rompimiento con el PRD contó con un aparato de promoción y presupuesto de magnitud similar al del PRI. Podemos decir en la jerga de mi profesión que ya tiene un mercado cautivo, pero que su inserción en nuevos nichos no ha tenido los resultados esperados.
Al Peje lo amas o lo odias, como al Cuau, los Angeles Azules, la cerveza light o Julio Regalado. Un político que genere esa polarización enfrentará una enorme dificultad en hacerse del voto indeciso, sobre todo si en el subconsciente persisten sus tropiezos: el plantón de Reforma, la ridiculez de la presidencia legítima, mandar al diablo las instituciones. Mucho qué enmendar y muy pocas armas para hacerlo. Se le va la vida en señalar, y hace muy poco para generar cambio.
Me pregunto si ahora que recibirán dinero a manos llenas las humildes instalaciones de MORENA permanecerán en este barrio clasemediero, o se mudarán a una mejor locación.
Me pregunto si AMLO dará pelea en 2018.
Me pregunto si no podríamos utilizar el dinero otorgado a los partidos políticos en mejores fines, y dejar de ser una democracia bananera, que dispendia recursos en elefantes blancos.
Me pregunto si mi perro podrá algún día dejar de orinarse en otros perros como tarjeta de presentación.
Facebook.com/ColumnaChangoonga
Changoonga.com no necesariamente adopta como suyos los choros, chorizos, morongas y chistorras publicados en ella y deja en sus respectivos padres (autores) la responsabilidad de todas las barrabasadas y debrayes que aquí plasman, producto de las ardillas hiperactivas que habitan en sus macetas. Si te gusta, ¡dale like/ rt y comparte!