Libertad de expresión

Por Viridiana López

El próximo 7 de junio miles de periodistas en México conmemoraremos el Día de la Libertad de Expresión, como si el día fuese exclusivo para la prensa.

Fecha como la que está en puerta debe abrirse, porque de entrada la libertad es una conquista de los pueblos que anhelaron una sociedad de libertad, igualdad y dignidad.

La libertad de expresión es una conquista, que como otras, ha pasado por diversas fases, con antecedentes iusnaturalistas que datan de las culturas griega y romana, incluso en la doctrina cristiana, y en todas las discusiones parten de la libertad, libertad de obrar o no, y la libertad de expresión es esa materialización del pensamiento, las ideas, opiniones, emociones y juicios de valor.

Por su naturaleza, la libertad de expresión no está obligada a la veracidad ni a la imparcialidad, objetividad u oportunidad, y la prensa no tiene exclusividad sobre ella, porque es una libertad que en cualquier Estado que se precie de democrático sabe que es una condición sine qua non para su existencia, porque permite y motiva el debate, la discusión, la crítica, de los hechos que interesan a una sociedad y la afectan.

Los tribunales internacionales y la Suprema Corte de Justicia de la Nación reconocen entonces a la libertad de expresión como un derecho humano, fundamental y de la personalidad, es decir, que es inherente a la persona y se puede representar de forma ficticia, subjetiva, irreal, inoportuna e incompleta.

No así, el derecho a la información que contrario a la libertad de expresión si atañe a la prensa porque conlleva la característica de veracidad, oportunidad e imparcialidad de la información. Y también es un derecho humano y fundamental.

Tanto el derecho a la información como la libertad de expresión se relacionan con el quehacer de los medios de comunicación, porque asumen en gran parte la responsabilidad de buscar y difundir información de interés necesaria para el resto de la sociedad. Pero los medios de comunicación y los periodistas podemos adueñarnos de un derecho que es de todos, particularmente cuando el desarrollo de las Tecnologías de la Información va ganando terreno en la vida de las personas.

Al respecto la Relatoría Especial para la Libertad de Expresión de la OEA, se pidió a los Estados:

• Abstenerse de aplicar a Internet enfoques de reglamentación desarrollados para otros medios de comunicación —como telefonía o radio y televisión—, y diseñar un marco normativo alternativo y específico para este medio, atendiendo a sus particularidades, de conformidad con los estándares internacionales vigentes en materia de libertad de expresión.
• Incentivar la autorregulación como una herramienta efectiva para abordar las expresiones injuriosas que puedan emitirse a través de Internet.
• Proteger a los actores que participan como intermediarios de Internet y brindan servicios técnicos respecto de cualquier responsabilidad por los contenidos generados por terceros y que se difundan a través de estos servicios, de conformidad con los estándares internacionales sobre la materia.
• Promover el acceso universal a Internet para garantizar el disfrute universal y efectivo del derecho a la libertad de expresión por este medio.

La libertad de expresión debemos protegerla, independientemente de la profesión o trabajo que tengamos porque es una libertad que todos ejercemos y anhelamos seguir ejerciendo.

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