Video: Hombre que su única adicción es comer ladrillos
STAFF/@michangoonga
Se ha visto que algunos hombres y mujeres tienen una gran adicción por comer piedras, incluso otros por beber gasolina.
Pakkirappa Hunagundi a la edad de 10 años empezó por el agrado de comer ladrillos, barro y grava; consume un ladrillo al día y por lo menos tres kilos de barro para satisfacer su adicción.
Su apetito lo comparan por un pequeño constructor, ya que su único antojo es comer ladrillos, grava y barro.
Hunagundi, tiene un trastorno alimenticio algo no común y su deseo es aprovechar su adicción convirtiéndola en fama y fortuna; en el mundo se ha visto gente por el gusto de ingerir gasolina y otros como comer piedras.
Actualmente este señor tiene 30 años, y afirmó que aunque le pongan enfrente los platillos más exquisitos, así sea el mejor manjar del mundo, si le dan escoger entre ladrillo y un platillo, su elección sería siempre un “Buen Ladrillo”.
Como parte de su adicción, le ha causado una ansiedad por sólo comer ladrillos, mismo que expresó, “Sólo me gusta el barro y ladrillos, nada más. Yo lo como porque es mi costumbre. Lo necesito todos los días. No puedo parar“.
Por lo tanto el señor Hunagundi podría sufrir una enfermedad conocida como “Pica”. De tal manera su familiares y amigos le han pedido que deje de consumir ladrillos, y no ha hecho caso a las peticiones, pues hasta la fecha no ha padecido o sufrido algún problema o enfermedad en su organismo.
Uno de sus planes es viajar por toda la India para mostrar su habilidad al consumir ladrillos.
La pica es un tipo de fagia que consiste, según el Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales (DSM), en un trastorno de la ingestión y de la conducta alimentaria. Conocido como una variante de un tipo de trastorno alimentario en el que existe un deseo irresistible de comer o lamer sustancias no nutritivas y poco usuales como tierra, tiza, yeso, virutas de la pintura, bicarbonato de sosa, almidón, pegamento, moho, cenizas de cigarrillo, papel o cualquier otra cosa que no tiene, en apariencia, ningún valor alimenticio.