SOFTNEWS

Modernidad y Los Juegos de Invierno, Sochi 2014/ By @Oswaldisimo

Por Oswaldo Calderón 

Olimpiadas Sochi

Todos sabemos (no todos), lo que a grandes rasgos representan Los Juegos Olímpicos, tanto en su versión invernal como en la de verano; tal y como están estructurados actualmente, son un producto de la modernidad, una relación integral que es resultado de formas sociales, urbanísticas, mercadotécnicas, publicitarias, digitales, políticas, etcétera, y deportivas. Actualmente, sería imposible ver la justa olímpica sólo por el placer frívolo del deportivismo y creer necia y hasta inocentemente, que sólo el deporte por sí mismo, es lo suficientemente válido para ser un ente aislado que agrupa a la mayoría de las naciones del planeta; hasta el deporte es un invento de la modernidad.

 Mc donalds sochi

Los deportistas no compiten entre ellos; son las naciones las que compiten entre sí, el deportista profesional, competitivo, es resultado de la tecnología, de  la medicina del deporte, de las ciencias aplicadas; representan marcas transnacionales, son la imagen de sus países, la bondad del “progreso” tatuada en sus uniformes, la técnica globalizada de sus entrenadores, el fin último de los recursos públicos de sus naciones y también, tímidamente, la esperanza, la gloria y el honor personal (de raza, género, condición social) y general (que inflama el orgullo nacional, patriota y establece un lugar privilegiado del deportista-ganador sobre los demás. La nación deportiva ganadora se mide en preseas de oro, plata y bronce, establece jerarquías, obtiene privilegios, es superior a otras, propone alianzas, muestra su poderío tecnológico, ¿acaso no sucede lo mismo con la guerra?).

El deporte es un pretexto suficiente para redimir conciencias, proponer imágenes falsas de democratización de los países anfitriones, establecer leyes autoritarias, promover la intolerancia y la discriminación, volver el valor de la equidad como un simple títere del discurso; y en éste sentido, ¿podría separase la política del deporte? No. Difícilmente podemos separar ya la política de casi cualquier actividad humana partiendo de que la política es todo aquello relativo a la ciudad, a los ciudadanos y que se realiza en lugares públicos (aunque la política también puede hacerse desde la intimidad, la política de la conciencia); el ejercicio del poder no puede ser separado del deporte.

Sochi winter Las naciones anfitrionas gestionan enormes recursos públicos que se traducen en centros urbanos nuevos (y no siempre éstas nuevas ciudades se fincan sobre espacios humanos desocupados; hay que promover desalojos, establecer nuevas leyes, ejercer acciones coercitivas para que las nuevas villas, estadios, centros culturales, sienten sus reales justos y olímpicos sobre la miseria y el abandono o reacomodamiento de pueblos o pequeñas ciudades que coloquialmente “estorban” al largo brazo del progreso).

Los países anfitriones pueden llegar a ser perversos a la hora de aplicar nuevas políticas públicas o económicas en favor del olimpismo: Los Juegos Olímpicos del 68 en México, dejaron una deuda considerable que se tradujo en impuestos que seguimos pagando, la tenencia vehicular es un claro ejemplo. El impuesto sobre el uso de los vehículos adoptó en su tiempo una medida temporal para poder financiar la organización de Los Juegos Olímpicos, medida que después se formalizó en impuestos sobre cualquier medio de transporte; ahora ya no pagamos tenencia pero si refrendo y dos verificaciones anuales, que es lo mismo, y es que en eso de los eufemismos, los gobiernos son especialistas en ofrecer una amplia gama de engaños.

Mexico

Bastaría echar una mirada crítica hacia el pasado histórico, para darnos cuenta que Los Juegos Olímpicos son en muchos casos el principio del fin de algunas naciones, el rayo que antecede a la anarquía, el trueno que precede a la crisis: aunado a políticas económicas deficientes, corrupción y maquillaje de deudas, la organización de Los Juegos Olímpicos de 2004, fue el detonante para la actual crisis en Grecia; justo donde se originaron los juegos, los mismos, casi terminan con la noble nación que creó. Para el diario “The econonomist”, Los Juegos Olímpicos pueden ser “un regalo envenenado”; la deuda generada por la organización de los juegos en Montreal 76, apenas fue saldada en 2006; el éxito mediático y la ruina van de la mano, pero no siempre.

Crisis grecia

Hay algunos países que se pueden dar el lujo de organizar los juegos por el simple placer de hacerlo sin que esto genere alguna deuda y/o salgan ampliamente beneficiados, como el caso de Los Ángeles 84, que obtuvo enormes ingresos al no invertir casi nada y estar exenta de cualquier obligación financiera con el Comité Olímpico Internacional (COI). Otro ejemplo lo da Beijin 2008, que invirtió casi el triple de lo presupuestado con la firme intención de lavar su imagen frente al mundo; en particular los juegos en la ciudad China se realizaron entre grandes movimientos estudiantiles de protesta, enormes niveles de contaminación ambiental y las ejecuciones de ciudadanos que esperaban la pena capital. Habríamos de considerar un apartado en varios tomos y muy gruesos sobre la perversidad del Gobierno Mexicano al organizar de forma casi simultánea, Los Juegos Olímpicos de 68 y la represión del mismo año contra organizaciones y estudiantes; no cabe duda que en cuestión de organización, México y sus gobiernos son de sobrado talento.

Mexico 68

Ejemplos hay muchos y casi tantos como olimpiadas. Ejemplos represivos también los hay y muy inquietantes: justo en el siglo XXI, dentro del maremágnum de derechos humanos, conciencia social, valores y principios de equidad, igualdad y tolerancia, tenemos a dos ciudades con culturas muy diferentes, sociedades equidistantes; y que sin embargo, se esfuerzan por tener gobiernos perversos y criminales: Sochi, Rusia (Juegos Olímpicos de Invierno 2014) y Brasil (Copa Mundial de la FIFA 2014, incluyendo Los Juegos Olímpicos, Río de Janeiro 2016). “Si no hay derecho, no hay copa”, con este lema los manifestantes fueron reprendidos por el gobierno brasileño y han sido duramente criminalizados, violentados en sus derechos, los más naturales, los primigenios, esos que hacen de la razón ciudadano y ciudadano a la razón. En contra de las paupérrimas condiciones de vida y nulas políticas sociales y de transporte; el gobierno brasileño considera que el espíritu deportivo y las justas olímpicas son más importantes que los derechos más fundamentales, los principios de la ilustración son puestos a prueba por un puñado de medallas.

En Sochi, Rusia, la represión ha sido (y será) el parte aguas para tomar conciencia (sobre todo del COI); el discurso que finca al olimpismo sobre el género o la raza no debe ser justificación, ni pretexto, ni mucho menos crear jurisprudencia. La imagen de Rusia ante el mundo no es ésa que nos llegó a los ojos en la inauguración de los juegos; tenemos la certeza de un gobierno abierto a la modernidad y con todos los monstruos del progreso, un gobierno que no respeta los derechos humanos, donde la tolerancia es asunto mínimo, donde la discriminación tiene nombre, ley y condenas; donde la equidad se palea como la nieve para echarla fuera del camino. Sochi no tiene las condiciones para ser una ciudad amable, no está a la altura de los valores de sus ciudadanos, sus gobernantes no están a la altura de las necesidades de sus hombres y mujeres, de sus niños y animales.

Putín

Si bien hay muchas diferencias entre las estructuras Nazis de la Alemania Nacional-Socialista y la Rusia en su versión Sochi, en ontológica visión y fundamentos ideológicos; no las hay en la praxis. No incomoda tanto la represión contra homosexuales en Sochi, incomoda el silencio de los gobiernos democráticos y naciones libres, incomoda la complicidad del COI, incomoda la actitud pasiva de los mismos ciudadanos del mundo (y rusos), incomoda la manera de actuar de las marcas transnacionales, las noticias tendenciosas, las televisoras perversas, ¿el espíritu olímpico estará por encima de los Derechos? ¿Acaso soy el único que considera que el fantasma de la guerra fría y el autoritarismo no son cosa del pasado? La visión eugenésica y el darwinismo social serán la bandera y los símbolos de Sochi, Río de Janeiro y los que sigan. Los Juegos Olímpicos son el botín de las naciones poderosas y las desgracias de aquellas con pretensiones tan falsas, que su condena será la miseria.

Generalmente no defiendo nada ni a nadie, no pertenezco a ninguna facción política y mientras más me desilusiono de mi propio gobierno y sus gobernantes, más me hago ciudadano del mundo; tampoco disfruto de la cultura sectorial, ni me gustan las etiquetas (sociales, culturales, de género). Soy respetuoso (en la medida de mis posibilidades y recursos de la diversidad en toda su amplitud, anhelos, deseos, pensamientos…); por lo tanto, reconozco que la “limpia” de animales indigentes que “afean” la Ciudad de Sochi, es una abominación; tanto o menor a querer limpiarla de gays o cualquier propaganda homosexual o idea o manifestación libre. Me recuerda (en realidad no lo hago, para eso está la historia), a los indígenas bien vestidos y recién bañados, despiojados y prolijos que los gobiernos en turno, acicalaban para recibir a las autoridades extranjeras o propias para ofrecer una imagen limpia, civilizada y moral. (Cuánto disfruté ésa escena tragicómica de “Calzonzín inspector”).

Lobo olimpiad

La historia efectivamente, y los sucesos primeros, pueden ser trágicos y cuando se repiten, suelen ser cómicos; permitir que la intolerancia en virtud de las olimpiadas sea un evento divertido, puede ser trágico de nuevo. Somos seres políticos, asumir una postura es hacer política, no asumirla no es indiferencia, es una necedad. Los Juegos Olímpicos de la era moderna han dejado de tener el espíritu de la justa, la ideología griega dio paso a la mercadotecnia, los intereses privados están por encima de cualquier forma democrática.

Me despido de ustedes, ahora que mis materias son más absorbentes y las tareas el doble, no podré escribir una columna quincenal, pero seguiré aportando lo poco o mucho, con mejores reflexiones y contenidos más nutridos. Les agradezco sus comentarios.

Pd1: Faltó un gran apartado de Los Juegos Paralímpicos, esos que nadie transmite y a nadie interesan, esos que las televisoras del mundo hacen el feo, las naciones tratan con sutil oportunismo y el COI está obligado a realizar (como trámite burocrático).

Pd2: Ésta columna, cumple (y yo cumplo) un año con ustedes, en esta aventura de llegar a sus ojos y dar paso libre a las ideas; gracias por permitirme estar en sus espacios virtuales.

Pd3: De ser posible y sus espacios materiales y mortales les permiten, los espero en La Feria Internacional del Libro, Palacio de Minería, Ciudad de México,  donde estaré junto con mis compañeros de la universidad leyendo poesía (mis propias obras). La cita será el 24 de febrero a las 12 del mediodía. 

Facebook.com/ColumnaChangoonga

Changoonga.com no necesariamente adopta como suyos los choros, chorizos, morongas  y chistorras publicados en ella y deja en sus respectivos padres (autores) la responsabilidad de todas las barrabasadas y debrayes que aquí plasman, producto de las ardillas hiperactivas que habitan en sus macetas. Si te gusta, ¡dale like/ rt  y comparte!

Publicaciones relacionadas

Botón volver arriba