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En Michoacán, “sería muy delicado implementar una política de reimposición por mano dura” como sugieren algunas voces, porque “nadie quiere un baño de sangre” en esa entidad, afirmó el representante en México del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Javier Hernández Valencia.
Entrevistado de visita en San Cristobal de las Chiapas, Hernández Valencia apuntó al respecto que “aun cuando todos deseamos que la fuerza pública del Estado ponga linderos, persiga y en su momento si es necesario combata con fuerza y entereza al crimen organizado”.
Agregó que “hay elementos en la situación michoacana que son peculiares y propios de ese estado, por lo que tratamos de ser muy prudentes en distinguir en este debate sano, útil y productivo, dónde hay ciertas fronteras de lo que yo denomino populismo punitivo de voces que aun partiendo del correcto análisis de que el monopolio de la fuerza debe de ser preservado en manos de las autoridades y del principio de que civiles armados hieren la sensibilidad de una sociedad democrática volcada hacia la paz, parecen empujar hacia una política de reimposición por mano dura de ese orden y ese control, lo cual sí es más delicado”.
Y precisó que aun cuando los criminales sean muy malos y criminales no es interés del Estado, “en una política de entender la complejidad (del problema), buscar todo por la vía de una solución que es siempre primaria y únicamente el uso de la fuerza”.
Ante lo cual refirió que “también dentro del espacio en el que se gestó ese poder del crimen organizado, de los Caballeros Templarios, se generaron bases sociales y ha familias detrás, personas claramente en la ilegalidad, en el delito que sin embargo también son mexicanas”.
*Con info de La Jornada