México ya perdió a un Estado de su Federación/ By @ManuelOchoa_
Por Manuel Ochoa
La última década ha sido particularmente difícil y compleja para el Estado de Michoacán, aunque su posición geopolítica y recursos naturales le permitirían ser de los estados más prósperos económicamente, actualmente se encuentra en los últimos lugares de todos los indicadores sociales, económicos y políticos. Michoacán ha perdido su capacidad de ejercer el Estado de Derecho y ha cedido diversos territorios a otros grupos de poder que viven en la ilegalidad, lo que debilitó el peso y la fuerza de sus instituciones.
De acuerdo al ex director del Centro de Investigación y Seguridad Nacional (CISEN) Guillermo Valdés, el Estado de derecho involucra ese marco normativo bajo el cual todos los actores políticos, sociales y económicos están sometidos, este se apoya por instituciones que implementan su funcionamiento, por ejemplo policías, ministerios, procuraduría, jueces, penitenciarias, juzgados, congreso, gobiernos, etc; cuyo eje primordial es la aplicación de la justicia de forma eficaz e imparcial. Esto convierte al Estado de derecho en una condición fundamental para el desarrollo económico. Si prevalece el Estado de derecho se asegura la inversión, el cumplimiento a los tratados comerciales, y un buen ambiente para hacer negocios.
El Estado Michoacano ha sido incapaz de preservar su Estado de Derecho, la población de ciertos municipios y comunidades han levantado la bandera de la justicia por sus propias manos tomando las armas para defenderse ante la incapacidad institucional de preservar un ambienten de paz y seguridad, el cual es un derecho constitucional y universal. Además de los grupos de autodefensa, la delincuencia organizada mediante el grupo de los Caballeros Templarios y antes La Familia Michoacana, ha buscado “limpiar” el Estado de otros grupos delincuenciales que operaban en dicho territorio, una evidencia más del fracaso institucional en la implementación del Estado de derecho.
El problema más grave y bajo el cual se puede entender gran parte de la situación de anarquía que impera actualmente en territorio michoacano, es que cuando no se tiene cierto nivel de eficacia en la implementación del Estado de Derecho, se pierde la confianza en las instituciones del Estado, lo que genera un ciclo vicioso de desconfianza por parte de la sociedad sumamente complejo de romper, que involucraría sexenios de trabajo para poder recuperarla.
Por su parte, un Estado donde la delincuencia organizada es la encargada de “vender protección” (como ocurre con los Caballeros Templarios a través de las extorsiones justificadas en protección contra otros carteles) esto es síntoma de que se ha fallado en garantizar la confianza en las instituciones de seguridad y justicia. La venta de protección es el negocio por excelencia cuando el Estado no existe o es muy débil.
La desaparición de autoridades confiables pone a la sociedad en situación de indefensión, que repercute directamente en el ámbito económico ante un ambiente de inseguridad en las transacciones económicas, esto impacta en la creación de empleos y genera pobreza. Siendo la pobreza el caldo de cultivo perfecto que aprovecha la delincuencia organizada para crecer en número, poder y legitimidad. Entonces la delincuencia organizada se convierte en un sustito deformado del Estado, satisfaciendo las necesidades que el Estado es incapaz de atender.
Michoacán se ha perdido. Con armas del Gobierno Federal se podrá contener la violencia más no exterminarla, ya que se encuentra arraigada en los más profundo del ámbito social. Será necesaria la voluntad de todos los poderes empresariales, sociales y políticos para poder revertir la situación actual, voluntad que no se ha vislumbrado en la actualidad por parte de ninguno de estos poderes, unos echando culpas a gobiernos anteriores, otros anteponiendo los intereses personales a los colectivos, y una sociedad civil prácticamente en las sombras.
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