GRILLOS

El Ejército Mexicano es el corazón del pueblo de México: Alfonso Martínez

STAFF/@michangoonga

El día de hoy hago uso de esta tribuna, en nombre de esta Honorable Representación Popular, para dar cumplimiento al Acuerdo aprobado por el Pleno de esta Legislatura, por el que se mandata la celebración en Sesión Solemne, para inscribir con letras doradas, en el Muro de Honor de este Palacio Legislativo, la leyenda:Ejército mexicano corazón de México “Centenario del Ejército Mexicano 1913-2013”.

Desde luego, la propuesta original de los integrantes de la Junta de Coordinación Política, de incorporar dicha leyenda al Muro de Honor de la sede del Poder Legislativo del Estado, y que luego recibió el beneficio de su aprobación por el Pleno, tiene sustento en el Artículo 44, Fracción XVII (décimo séptima) , de la Constitución Política del Estado, que faculta al Congreso a conceder honores, premios y recompensas a quienes hayan prestado servicios eminentes a la República o al Estado de Michoacán.

Así pues hemos sido convocados a este Recinto, para dar cumplimiento a dicho mandato, en un acto por demás significativo; la conmemoración del primer centenario del ejército; artífice de la construcción del Estado Mexicano, guardián de su independencia y protector de sus ciudadanos.

Me es muy grato tener el honor de dirigirme a todos ustedes a nombre de esta Septuagésima Segunda Legislatura para compartir con todo el pueblo de Michoacán desde la más alta tribuna del Estado este mensaje; y quiero comenzar agradeciendo muy especialmente la presencia del General Salvador Cienfuegos Zepeda titular de la SEDENA y dignísimo representante de esta noble institución del pueblo de México como lo es el Ejercito Mexicano.

Y digo del pueblo porque el Ejército Mexicano es efectivamente un ejército popular, ya que son los hijos del pueblo quienes conforman a las fuerzas armadas incluidas la Fuerza Aérea y la Secretaria de Marina y que tienen la honrosísima tarea y la enorme responsabilidad  de garantizar la defensa de la soberanía  nacional así como la protección de todos los mexicanos.

Las satisfacciones que nos ha brindado el Ejército como la institución que hoy conocemos comenzaron en el año 1913, mientras se vivía un significativo período de la historia de nuestro país y a un centenar de años de distancia; los mexicanos y en particular los michoacanos, en este siglo XXI podemos confirmar que es aún, la corporación que genera confianza entre la ciudadanía y eso es digno de enaltecer pues las fuerzas armadas mexicanas se han mantenido leales y probas a su compromiso, cumpliendo estrictamente nuestra Carta Magna y con respeto absoluto a las instituciones.

Porque las instituciones de valor permanente, que forman parte de un Estado o de una forma de gobierno, como el Ejército Mexicano, están más allá de las agendas de partido, encima de los vaivenes del juego político y al margen de asuntos menores que a veces empañan los conceptos de patria y de nación.

La cultura castrense del país llena cuatro grandes etapas de nuestra historia, y en todas ellas, desde el ejército “mexica” de 1513 y hasta el actual, ha sido referente de los símbolos de la mexicanidad, factor de unidad e integración nacional, piedra de toque de los sentimientos de la nación, muro infranqueable frente al invasor, pieza central de la voluntad de un orden y base esencial de la fortaleza de la República.

Porque hablar del Ejercito Mexicano es, ni más ni menos, que hablar de la historia viva de nuestra patria; para ello bien vale la pena recordar algunos pasajes por demás significativos que llevaron a la conformación de nuestro ejército.

El Ejército Mexicano al que hoy se le confiere este reconocimiento ha evolucionado conforme a las necesidades y circunstancias históricas del país. Y tiene su antecedente más remoto en el imperio mexica; antes de la existencia de México como país independiente, cuando buena parte de su territorio estuvo bajo el dominio azteca y luego fue posesión de la Corona  Española bajo el mando del ejército virreinal.

El breve ejercito insurgente comandado en distintos momentos por Hidalgo, Allende, Morelos y Guerrero; da origen al ejército trigarante que fue el primer ejército del México independiente encabezado por Iturbide y surgido del Plan de Iguala, que unió a indios, criollos y mestizos en torno a una misma causa y que resultó de la fusión de las fuerzas armadas realistas e insurgentes, que consumaron la independencia el 27 de septiembre de 1821; heredando a la patria los colores nacionales.

Ya con el México emancipado, el recién conformado ejército imperial en 1822, dio lugar en 1824 al ejército nacional que enfrentó el intento de reconquista en la toma de San Juan de Ulúa, la Guerra de Texas, la Guerra de los Pasteles y la intervención norteamericana de 1847, que dio lugar entre otras, a la batalla de Chapultepec y la caída de los niños héroes.

Surge entonces ejército liberal que termina por imponerse en la guerra de Reforma y que es refundado en 1860 bajo las órdenes del Presidente Benito Juárez, restaurando la Republica después del Imperio de Maximiliano.

Este es transformado en el ejército federal, construido durante el porfiriato, el cual se dedicó a mantener el orden y que después de que Victoriano Huerta diera un golpe de estado asesinando al Presidente Madero fue derrocado por el triunfo definitivo de la Revolución Mexicana.

Es aquí cuando nace el actual Ejército Mexicano, a partir de 1913, que se opone al intento de restauración del viejo régimen al mando del General don Venustiano Carranza, líder del ejército constitucionalista; que después de derrocar al usurpador Huerta, unifica a los ejércitos revolucionarios de la División del Norte al mando de Francisco Villa, el ejercito libertador del Sur encabezado por el general Emiliano Zapata y los cuerpos de ejércitos bajo los mandos del General Álvaro Obregón y del General Pablo González Garza que combatieron y derrotaron a las fuerzas huertistas.

La grandeza de una historia se puede advertir en los hechos y acontecimientos que le dieron forma, pero también en el significado abierto que logra transmitir a las generaciones del presente y el futuro.

El Ejército Mexicano al que hoy reconoce y homenajea la Septuagésima Segunda Legislatura del Congreso del Estado, es el que resistió a las debilidades humanas y a las tentaciones de poder que empañaron los hechos de La Ciudadela, del 9 al 19 de febrero de 1913, en lo que en nuestra historia se conoce como La Decena Trágica.

El Ejército Mexicano al que el pueblo plural de Michoacán ahora recuerda, es el que –colocado en 1913 ante la disyuntiva de apoyar una restauración del viejo régimen o respaldar el mandato popular que había hecho Presidente a Don Francisco I. Madero- optó por una actitud de verticalidad y de lealtad institucional hacia los símbolos de la República, de los que eran depositarios  Madero y Pino Suárez.

La postura firme y congruente del Gobierno del Estado de Coahuila frente a tentaciones dictatoriales, hecha patente en el Decreto del 19 de febrero de 1913, publicado el mismo día en el Diario de Debates, contiene un alegato en “defensa de la legalidad y la legitimidad”, incluye un llamado a la nación a “coadyuvar al sostenimiento del orden constitucional en la República” y convoca a los gobiernos estatales, a los jefes militares, a las fuerzas del orden y a los auxiliares de la Federación, a secundar la actitud del Gobierno de Coahuila en pos de “restablecer el orden legal y democrático en todo el territorio nacional”.

Estudiosos de la historia y diversos especialistas en la evolución del Ejército Mexicano, coinciden en señalar que las bases legales y el momento de creación del Ejército Mexicano actual, se desprenden de dicho Decreto, pese a que para su integración y configuración definitiva transcurrieron meses y aún años, hasta la celebración del Congreso Constituyente de 1917.

El Ejército Mexicano fue el resultado de la evolución de las fuerzas revolucionarias emergidas del Ejército Constitucionalista, que tuvo una importante reorganización y modernización llevada a cabo por el General Joaquín Amaro, quien permaneció al frente de la Secretaría de Guerra y Marina hasta 1931 y que con el arribo del General Lázaro Cárdenas del Rio, tuvo su conformación definitiva bajo la organización de la Secretaría de la Defensa Nacional creada en 1937 y de la Secretaría de Marina en 1941.

Los ecos de la historia son pedagógica semilla, que nos llama a mejorar nuestro presente y a construir un porvenir a la altura de lo que reclama y anhela el pueblo de Michoacán.

La institución castrense a la que hoy reconocemos, no sólo se ha distinguido por servir a la patria frente a desafíos del exterior, sino además, por servir a nuestra sociedad y caminar al lado de ella, ante situaciones de riesgo o de catástrofe que han amenazado su tranquilidad y bienestar. Las labores del ejército con el ampliamente conocido plan DN- III (3) son dignas del mayor elogio y el más amplio reconocimiento de parte de esta soberanía y de todo el pueblo de Michoacán, por su invaluable ayuda en este tipo de situaciones de emergencia ante los desastres ocasionados por la naturaleza.

El Ejército Mexicano al que hoy reconocemos, no sólo acredita con su historia una invariable subordinación al mandato del gobierno civil, sino, además, es uno de los pocos en el mundo que no han sucumbido a la tentación de trastocar el régimen democrático a cambio de instaurar en la vida pública la sombra ominosa de una dictadura totalitaria.

Más aún, a lo largo de la historia ha quedado claro, de muy distintas maneras, que el Ejército Mexicano, como institución, no ha servido a causas de ocasión, a banderas de partido ni a proyectos coyunturales, porque lo suyo ha sido observar una lealtad insobornable hacia los símbolos de la República y a quienes eventualmente los representen.

Porque el Ejército es la columna vertebral del Estado Mexicano ya que sostiene y salvaguarda la soberanía de la nación; la cual reside originariamente en el pueblo y es depositada en el gobierno electo democráticamente por este para representarlo, en virtud de ello las fuerzas armadas son responsables también de la protección misma de la democracia y de las instituciones del País.

Por otro lado si bien el Ejército está concebido para la defensa de la patria frente a las amenazas externas de los enemigos extranjeros que atenten contra la integridad del territorio nacional; también debe defenderlo de las amenazas internas y garantizar la defensa del pueblo frente a los enemigos que desde el interior atenten contra el estado mexicano y contra el pueblo mismo, y está obligado a respetar y hacer respetar los derechos de los ciudadanos.

En este año del centenario de la lealtad y el compromiso del Ejercito Mexicano, queremos reconocer y enaltecer a las fuerzas armadas quienes procuran un México en paz, contribuyendo con las demás instancias de gobierno y con el pueblo; por lo que externamos nuestra gratitud por su complicada pero imprescindible labor, reconocimiento que como ciudadanos debemos comprometernos a honrar permanentemente.

El Ejército Mexicano es una Institución diestra por saber cómo hacer y resolver las cosas con una madurez impecable y con el don de servicio al realizar su labor en beneficio de la ciudadanía; una institución con actitud compasiva y siempre con el afán de ayudar con una reconocida humildad al no alardear sus logros.

El Ejército Mexicano es el corazón del pueblo de México que late con fuerza por todo el territorio nacional y lucha por la construcción de una nación generosa que sea una verdadera patria para todos y un baluarte de lo ideal.

Finalmente, este reconocimiento que el pueblo michoacano hace en este importante acto, consagra una centuria de servicio de la milicia mexicana, celebrando la trayectoria del Ejército Mexicano que se sustenta en la incansable labor que con lealtad y disciplina llevan a cabo todos los miembros que forman parte de él, y también a la memoria de todas aquellas mujeres y hombres que de manera heroica han servido a nuestra patria dando hasta su vida por la libertad, seguridad y soberanía de México.

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