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Cayó la noche del lunes 19 de noviembre en Morelia, viento que despejaba el cielo para ver algunas estrellas brillar mientras muertos vivientes salían de sus casas para concentrarse en la plaza Morelos de la capital michoacana. Grandes, chicos y algunos pequeños acudieron a la tenebrosa cita mostrando sus peores atributos: rostros sangrando, ojos desorbitados y miradas opacas, haciendo ruidos extraños. Estertores humanos que pedían cerebros.
Se esperaba la concentración de unas 3 mil almas errantes. Tal vez al final fueron un poco más los que inundaron la avenida Acueducto para después apoderarse de la Madero avanzando vorazmente. Los organizadores a duras penas podían contener tanto deseo descarnado reprimido mientras los peatones, los curiosos y los «civiles» miraba con curiosidad desde las aceras. No faltó el niño llorando medio traumado en brazos de su divertida madre.
No falto el amargado que al paso de la espeluznante caravana soltaba sus lamentos pero de otro tipo: » ¡gente que no tiene nada que hacer!» Exclamaba un señor ya mayor entre indignado y curioso. Sin embargo, ante todo se impuso el desmadre sano, el de madres y padres de familia con sus hijos, el de adolescentes sacando sus lujurias canibales, el de chavos y chavas sacando una identidad dentro de sí, el zombie que tal vez todos llevamos dentro.
En tanto, aquí un pequeño adelanto en video del changoonreportaje que les traeremos en unos instantes:
Mientras los zombies hacían de las suyas en el Centro de Morelia: