Michoacán en medio de los medios
Por Elly Castillo
Veo en uno de los noticieros nacionales cómo se rasgan las vestiduras sobre lo que acontece en la Nueva Jerusalén, desde hace ya 10 días luego de que Bernabé le pego a Buchinanga y este a su vez se fregó a Burundanga en nombre de la Virgen.
Así como ya ha sucedido con la violencia de Apatzingán, y de toda la Tierra Caliente, con Zitácuaro y sus emboscadas a agentes federales, con Morelia y sus episodios de narcobloqueos.
La verdad es que de aquellos Caminos de Michoacán de lagos azules y llanos dorados van quedando chistes y burlas, bromas y analogías que sólo nos queda ¿aguantar? Cosas como “¡ve a Morelia y ¡pásatela bomba!” ó “sustituir pueblos que voy pasando” por “carros que van incendiando”, son sólo parte de la “carrilla” nacional.
Yo soy chilango de nacimiento y “pues” michoacano por adopción dicen los cursis. Y como periodista he visto todo tipo de escenarios en las tierras de purépechas, nahuas, mazahuas y otomíes.
Y la verdad es que sólo los que vivimos aquí sabemos cómo estamos, aquí. La paranoia nacional en torno a Michoacán es impresionante. Y data de tiempos recientes. Es sin duda otro legado de Felipe Calderón y su paso por la presidencia. Todo lo que suceda en la tierra, cuna del mandatario mexicano es noticia per sé, bajo esa premisa de “si eso pasa en el lugar donde nació Calderón, cómo estará el resto del país”.
Siendo sinceros, sí es para mucho, pero no para tanto. No para ese mucho que los medios de comunicación reportan, varias veces desinformando. Y lamentablemente, sin darse cuenta la mayor de las veces, linchan a las y a los michoacanos en pos de ir por “la nota”.
Recuerdo como siendo corresponsal mis jefes me preguntaban “¿qué escándalo tiene Michoacán ahora?” esperando que aquí hubiera la “nota de cajón” que les salvará una edición aburrida.
Parece un concurso donde gana el que grite, el que “descubra” la cosa más extravagante de tal ó cual rincón michoacano.
Que si Apatzingán es Afganistán; que si la Nueva Jerusalén es un extracto surrealista que sólo se ve en el Islam pero con narcopistas; que si Cherán es insurgencia y no autodefensa; que si los michoacanos son todos “una gran familia” como si el término asociará a todos los que vivimos aquí con el narco.
Total, que a veces parece que los habitantes de Michoacán somos unos cavernícolas que todo lo arreglamos a balazos, decapitaciones y comunicándonos a través de narcomantas, según lo que dicen los medios, principalmente los “tradicionales” y las grandes cadenas nacionales, además de aquellos periodistas “aventureros” ávidos de bestsellers y premios mediáticos sobre una verdad, que sólo se ha escrito, a medias.
Me ha tocado ver, conocer a periodistas literalmente aterrados por viajar por las carreteras de Michoacán, a cualquier hora, en cualquier punto. También gente, turistas que dudan en venir por acá a pasear, mejor evitar arriesgarse.
Una vez que concluya el conflicto de la Nueva Jerusalén seguramente estarán los maestros, o los estudiantes, o algún grupo criminal que dará otra vez la nota, y Michoacán seguirá dando de qué hablar.
Pero la verdad, aquella que no denuncian los medios, aquella que los reporteros no investigan, aquella que el público no exige, es la que está detrás de todos estos problemas, que, si bien son graves, son más graves lo que esconden detrás de ellos.
La verdad, de lo que deberían hablar los medios más allá de enviar comunicadores a presentar su versión, escandalosa según convenga al raiting, es sobre quiénes propiciaron que Michoacán este así, abandonado, descuidado, dejado de la mano de autoridades efectivas, como la mayor parte del país.
De Michoacán no oímos de la detención de tal o cual político o funcionario corrupto que por no hacer su trabajo ocasionó cosas como las que vemos en los diarios. Nada se nos ha dicho claramente de la anterior administración y sólo sabemos que cargamos una enorme deuda que entre tod@s pagaremos.
De Michoacán no leemos el descubrimiento de las redes de encubrimiento, de las complicidades y los enriquecimientos inexplicables de funcionarios, políticos y obvio, empresarios. Nada de investigación al respecto
Parece pues, que para los medios todo es culpa de los michoacanos. Nada hay de sus gobernantes. Pero esos son los gobiernos, que supongo, nos merecemos. Por agachones.
Cosas que ahí están pero a nadie le interesan: ¿Algún moreliano extrañará tener a un moreliano como Felipe Calderón en la presidencia?, es pregunta.
Truchas: Silvano Aureoles, reina de la primavera en pleno verano.
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