SOFTNEWS

Yo to tatzime… (A los tatas)

Por Daniel Tlahtolli

Aún veo tus pasos arando el camino pa’ los que venimos atrás, aún veo tu sonrisa en tu rostro con surcos de la vida, esa piel que siempre cuidaste, esta carne que siempre comiste, pues decías “del maíz somos”, aún pues tengo presente en mi brazo izquierdo la necedad de decir aquí estamos y estamos bien sembrados en la tierra, en esta tierra que escucho tus palabras viejas hablándole a todo, viento agua, fuego, tierra, bosque, rayo, abuelo tigre, abuelos escondidos, abuelos que descansan.

Porque aún escucho tu palabra de entre mis sueños cuando más difícil se me hace el recorrido por estos rumbos de nuestro México, decirte “tata” decirte sangre, experiencia, lucha, ojos que vieron antes que nosotros, humo copal entre tus manos dictando la lectura de lo que no vemos, esa otra escritura que va haciendo en amoxtli de las voces que intentan aun querer ser calladas.

Esta otra historia que los ojos no pueden leer, esta nuestra historia que vamos relatando en nuestra palabra sol tras sol, luna tras luna, estrellas , cielos, vientos y que a pesar que pasan siguen el mismo rumbo, ese rumbo de las nubes que traen agua, ese mismo instante en que pediste por tus niños pa’ sanarlos antes que el rayo se apagara, ese mismo rezo que sudaste por mi tu hijo, tu futuro, tu venir, y a pesar que no se ha sanado esta enfermedad de mi pueblo ahí sigues, y lo amo, lo siento, lo duelo, lo amargo, y lo desespero, el sentimiento, por verte tan encabronado luchando, parado, firme a pesar de querer ser quebrantado por el cansancio.

Pero ahí sigues “tata” ahí como el águila, como el jaguar, sigiloso, afilando las garras defendiendo tu manada, arrullando nuestros sueños unidos, ahí sigues chingado, aunque mi rostro no te mire, aunque mis pasos no te siguen y aunque mi ropa quiera sustituir mis brazos, ahí sigues, con el bastón en la mano, con la mirada de cuatrocientas formas diciéndole al mundo cómo aprendiste la dignidad callada, la  dignidad que la tierra te enseñó caminándola, y me hierve la sangre y me despierta el grillo, me susurra al oído, de que voltee mi rostro a tus pies y limpios, y cuidados me dices que hay que hacer.

Muchos tu han caído, muchos tu han desaparecido los “grandes” ellos que tienen el dinero, ellos que tienen el “poder” los señores que tienen las teles y los buenos gustos de vivir la vida, ellos que no les importa matarte por quitar tu tierra, ellos que hablan sin entender tus sueños.

Sé que es difícil, que he sido flojo, que te he perdido, que me he salido de mis pies, y tú abuelito, venado de fuego, que ahí chingado estas cuidando tu cerro, y que lo mencionas a los vientos, en lengua encendida wixikua no está vendida, y lo sufres, y lo exiges, mi tierra nuestra tierra.

Sé que amas lo que eres, y en tu palabra de gente del corazón del tronco te sostienes y ni uno más gritas, pujas, lo abrazas porque eso somos, y lo dices pues, cheran k’erhi mi pueblo eres.

A ti tata pues, que mas mis palabras pueden decirte, si no grito contigo, que esa gente mala está metiendo la cizaña de tu pueblo con balas, mas nunca te rajas pa’ acompañar las almas de tus hijos San Juan Copala, y yo tu niño aquí sigo, esperando tu cuento ese el que más miedo me daba, el de la noche que lo cubría todo, aun lo espero mientras te veo cansado, alma vieja, danzante en el tiempo.

Ayer vi una visión en tu piel, vi a los que vienen, ellos los xocoyoles, los más chiquitos, los que ya no empiezan diciendo nana, si no coca, los que no juegan con calabacitas si no con botes de plástico y a hacer la guerra, pero te veo a ti y por ellos ahí estas, en cada tu pueblo, en los cuatro vientos, gritando no a la minera a cielo abierto. Ni en Oaxaca ni en guerrero.

Y yo tu nieto, uno de los mas chiquitos, tiene miedo, tiene desesperación, por eso acudo a ti, porque sin ti no veo, yo que soy mujer, que soy hombre, yo que apenas emprendo el vuelo, te pregunto a ti en sueño, ¡qué puedo hacer! Si hasta la voz pa’ gritarlo nos la han robado. Y dice usted, por el ombligo, ahí donde estamos conectados por la tierra, ahí donde el sonido sale, donde  te sembró tu madre, ¡grita! ¡Resiste! Que ya son un chingo, que ya prometió su palabra, “un día regresare y seré millones” y tu pueblo México aquí está…

Ya no hay sueño tata, ¡ya cantó el gallo pues!

Policomunitaria.org
Tlachinollan.org
Micheran.com

Facebook.com/ColumnaChangoonga

Changoonga.com no necesariamente adopta como suyos los choros, chorizos, morongas  y chistorras publicados en ella y deja en sus respectivos padres (autores) la responsabilidad de todas las barrabasadas y debrayes que aquí plasman, producto de las ardillas hiperactivas que habitan en sus macetas. Si te gusta, ¡dale like y comparte!

Botón volver arriba