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Artistas que se vendieron a la publicidad

En los actuales tiempos de terror, no abundan los artistas que rechacen la publicidad. Si son pequeños, dicen que aceptan para sobrevivir. Si son grandes, no lo cuentan pero les sirve para comprarse una mansión mayor. El rockero, antaño (teórico) enemigo de la sociedad de consumo, ahora se pone en la cola de los mendicantes: “¡dame algo, por favor!. Lo que sea: una campañita, un patrocinio, un jingle, un spot de televisión”. En la Primera División, los resistentes, los intratables, se pueden contar con los dedos de las manos. John Densmore veta cualquier utilización publicitaria del catálogo de The Doors. Tom Waits acude incluso a los tribunales si imitan su voz lobuna. Nick Cave escribió una mordaz carta de rechazo a las tiendas Gap. Neil Young fue más allá: protagonizó un video donde se burlaba cruelmente de Michael Jackson, Whitney Houston y, ah, Eric Clapton.

Agresivo y, como suele caracterizar a Neil, empeñado en mostrarse moralmente superior. Pero nunca digas de esta fuente no beberé bla bla bla. No es lo mismo pero su manager debía saberlo: en 2008, le vimos en esa grosera orgía del marketing que se llama Rock in Rio Madrid. Por cierto, la introducción del clip recreaba el ambiente de un spot que Clapton protagonizó en 1988 para la cerveza Michelob, con una versión mini del After midnight. El autor, J. J. Cale, tal vez necesitara el dinero; Clapton, ciertamente no.

Puedo testificar que Eric no quería hablar del asunto en entrevistas. Inserte aquí su propia reflexión sobre el asunto “Cómo Hemos Cambiado” En 1964, cuando ejercía de Apóstol del Blues, Clapton seguramente criticó a los Rolling Stones, colegas de secta, por grabar una nadería –atención, compuesta en parte por Brian Jones- para introducir entre la muchachada británica los Rice Krispies de Kellogs. Incluía una parodia del Juke box jury, el programa de TV donde un panel de famosos juzgaban las novedades discográficas:

El anuncio es referenciado en la quinta temporada de Mad men. Don Draper se acerca a un concierto de los Rolling Stones en Nueva York, con esperanza de embaucarlos; el posible anunciante es Heinz, que quiere vender sus latas de alubias a los universitarios. El planteamiento resulta disparatado: los Stones de 1966 eran los cocos del establishment, no iban a pringarse en algo así. El grupo que tal vez sí hubiera aceptado era The Who. A principios de 1968, Pete Townshend y compañía bromeaban con el mundo de la publicidad en The Who sell out, donde se puede ver a Roger Daltrey sumergido en una bañera repleta de alubias Heinz (“asqueroso”, confesaría luego). No hubo intercambio de dinero.

Aparte, ya había un spot hecho por The Who, a mayor gloria de su baterista, Keith Moon. Resulta sarcástico que banda tan alcohólica vendiera su virtud a Great Shakes, una especie de Cola Cao que buscaba una imagen pop, habida cuenta de que también encargaron jingles a grupos como The Blue Magoos y The Yardbirds. Sí, los Yardbirds de máxima potencia guitarrera, con Jeff Beck y Jimmy Page en su formación: grabaron en 1966 una variación sobre su tema Over under sideways down con letra ad hoc.

Según Jimmy Page, en el estudio se presentaron dos yanquis muy serios de la agencia de publicidad e insistieron en que, por exigencia de los paganinis, debían probar Great Shakes. Prepararon el batido achocolatado y los músicos se lo bebieron, “pues sabe rico”. Los Yardbirds no se hicieron adictos a Great Shakes.
La próxima semana, más anuncios imposibles. Un diminuto chef-d’oeuvre de Frank Zappa. David Bowie se vuelve japonés. El filón de la Coca. La contracultura vende vaqueros. Bob Dylan se inclina por la ropa interior femenina.

Texto integro de El País.

 

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