Dos papás
Por La Eriz
Parecía casi imposible de creer cuando supimos que en México se aprobaba la figura legal del matrimonio entre homosexuales. Muchos estuvimos orgullosos de que en las cámaras hubiera siquiera la apertura necesaria para tratar el tema. Fue maravilloso ver tanto amor en las calles mientras se realizaban las bodas comunitarias, ser testigos de madres y padres acompañando a sus hijos logrando al fin, ver el fruto de sus luchas.
Pero en seguida salió el moralino a hablar: “Sí, está bien que se casen, pero que no tengan hijos. Imagínense cómo los van a educar, pobres niños, van a salir todos traumados porque no van a entender que ellos no tienen una familia normal”. Pfff, retrocedemos un 99%.
Argumentos en contra de la adopción gay no se hicieron esperar, incluso por líderes de opinión que eran fuertes revolucionarios, pero se mostraron intolerantes al cambio social. “La familia es una institución formada por un hombre y una mujer, no dos hombres ni dos mujeres” alegaron. “Me consta que esos (homosexuales) andan rondando las primarias para vigilar sospechosamente a los chamacos” dijo alguna vez mi adorado Germán Dehesa en una de sus columnas. Me dolió hasta el alma leerlo.
Quizá por eso no se hizo tan evidente la noticia de que hace unas semanas dos hombres pudieron, tras cuatro meses de papeleo, adoptar a un bebé. José y Gabriel ahora son padres.
Fue relativamente rápido si consideramos que el proceso de adopción en México tarda en ocasiones hasta un año, pero lo que les preocupa es otra cosa: “Existimos familias con configuraciones diversas, todas estas son las familias homoparentales. Lo que queremos es tener los mismos derechos, no más, no menos y no queremos que nuestro niño cuando empiece a crecer sufra de discriminación o exclusión. El IMSS y el ISSSTE no están reconociendo las uniones legales, pues al aceptarla deben hacer una serie de ajustes en la Ley.”
Es preciso decir, que no son la primera pareja homosexual en adoptar. Fue en los primeros días de septiembre de 2011 cuando se conoció la primera adopción por parte de una pareja de mujeres, y bueno, hasta la fecha parece que el bebé está sano y salvo. De lo contrario, créanme, lo hubiéramos sabido.
Ahora, aunque nos cueste mucho trabajo, no caigamos en contradicciones. No ocasionemos un auténtico caos, tratando de preservar “nuestro orden”. Todos deberíamos tener los mismos derechos y debemos vigilar que el verdadero peligro sobre estos niños adoptados por homosexuales no seamos los heterosexuales.
Twitter: @LaEriz
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