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«Un cuento de Navidad» // By @Ruy_Carreno

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Soy Rodrigo Carreño, orgulloso “Terra-Calentano”, guerrerense de corazón, egresado de la Licenciatura en Derecho por la FES Acatlán de la UNAM; un tipo sencillo, apasionado por la vida; la curiosidad me hace vivir en una constante búsqueda, aprehensor de palabras y versos, amante de la poesía y de la mujer, como la obra más bella y perfecta de la creación. Mi perversidad es tan grande, que los haré diabéticos con tanta miel. En la patria de las letras, existe una revolución constante, limitar éste espacio sería atentar contra la libertad, aquí hablaremos de muchos temas poesía, arte, música, folclore, de lo cotidiano, política y de temas jurídicos de interés general; la imaginación encuentra sus límites en lo infinito.
Soy Rodrigo Carreño, orgulloso “Terra-Calentano”, guerrerense de corazón, egresado de la Licenciatura en Derecho por la FES Acatlán de la UNAM; un tipo sencillo, apasionado por la vida; la curiosidad me hace vivir en una constante búsqueda, aprehensor de palabras y versos, amante de la poesía y de la mujer, como la obra más bella y perfecta de la creación. Mi perversidad es tan grande, que los haré diabéticos con tanta miel. En la patria de las letras, existe una revolución constante, limitar éste espacio sería atentar contra la libertad, aquí hablaremos de muchos temas poesía, arte, música, folclore, de lo cotidiano, política y de temas jurídicos de interés general; la imaginación encuentra sus límites en lo infinito.

Por Ruy Carreño

Entonces me encontraba allí, como cualquier mortal destinado a morder el anzuelo de los 12 meses sin intereses, los 20% de descuento y demás cebos que se le ponen al pez para atraerlo; nadie, nadie escapa a las ofertas y rebajas de temporada en las tiendas departamentales; fui por calcetines y volví con un par de camisas y corbatas nuevas, así las cosas en épocas decembrinas.

Lo cierto es que la prosperidad (esa palabra de origen latino, que significa entre otras cosas ‘éxito en lo que se emprende, buena suerte en lo que sucede o el curso favorable de las cosas’) es sólo una efímera ilusión; el monstruo que es el mercado, nos absorbe; no hay vales, bono o aguinaldo que alcance para los caprichitos navideños.

Al leer ésto, usted creerá que soy un ‘Grinch’, la verdad es que estoy lejos de serlo y aunque me confieso fan del Día de Muertos, extraño las posadas en mi Tierra Caliente; aún suspiro con la Navidad en las Montañas de Ignacio Manuel Altamirano, que por alguna extraña razón me hace recordar lo vivido en esa región de Guerrero y Michoacán.

La Navidad encuentra muchos significados para la fe cristiana, hoy opacada por las compras y el consumismo; pero ¡¿en qué momento pasamos a ser parte de la frialdad del mercado?!  Cada vez nos acercamos más al símil de aquel personaje de “Un cuento de Navidad” de Charles Dickens. La crítica no resulta fácil, estamos inmersos en un perverso sistema de consumo; las prestaciones de ley y otros incentivos (bono, prima vacacional, aguinaldo entre otros) son un mero espejismo; partiendo del mísero salario mínimo general en nuestro país (que a partir del primero de enero de 2016 será de $73.04 pesos); quizá nadie como  Pepe Mujica lo ha dicho mejor: “inventamos una montaña de consumo superfluo, y hay que tirar y vivir comprando y tirando. Y lo que estamos gastando es tiempo de vida, porque cuando yo compro algo o tú, no lo compras con plata, lo compras con el tiempo de vida que tuviste que gastar para tener esa plata. Pero con esta diferencia: la única cosa que no se puede comprar es la vida. La vida se gasta. Y es miserable gastar la vida para perder libertad.”

Queridos lectores: ¡abróchense los cinturones! Nos vamos al 2016. Ustedes que trabajan todo el año, espero que en esta temporada, en que las ventas crecen hasta en un 40% en algunas zonas del país (El Siglo de Torreón, 03 de diciembre de 2015); valoren su tiempo (retomando a Mujica), no lo derrochen en compras innecesarias; es tiempo de compartir más que cosas materiales que perecen ante la impávida mirada de un mundo banal; la vida se gasta, pero antes de que eso suceda, regale una sonrisa, siembre una flor y cultive una esperaza.

¡Hoy empiezan las posadas! : )

 

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