“Las mujeres no somos cifras” (Ay sí) // By Camila Cienfuegos
Por Camila Cienfuegos (La Adelita III)
Resulta convencional y hasta casi normal que el discurso feminista se apoye de manera sistemática en las cifras y estadísticas para dar a conocer avances y, principalmente, problemas y desaciertos en los lamentables casos de violencia contra las mujeres. Por eso no entiendo a la secretaria de Igualdad Sustantiva y Desarrollo de la Mujer, Fabiola Alanís, responder que “las mujeres no somos cifras” cuando se le cuestiona sobre los casos de violencia de género.
Fabiola es una mujer que de manera sistemática ha recurrido a las cifras pero pareciera que cuando dichas cifras no le favorecen, entonces “las mujeres no somos cifras”. Suena como a contradicción caprichosa. Si “las mujeres no somos cifras”…entonces ¿cómo medir para trabajar en la atención cualitativa que ella pregona?
Okey, no contemos, no hablemos de cifras porque “las mujeres no somos cifras”, así que ya no es posible hablar de 2.3 millones de mujeres en el estado, sino de un titipuchal de mujeres en Michoacán, poquito más que los hombres. Ya no es correcto decir que la dependencia a su cargo ha entregado 25 mil créditos sino un chorro de feria prestada, ni que lleva un 75 por ciento de avance de las metas proyectadas para 2016, sino que ay la lleva, que está a un cacho de acabalar sus buenas intenciones en los últimos tiempos.
Desde el principio de la presente administración silvanista señalé un par de problemas: sostener dependencias inútiles como la Secretaría de la Mujer y…designar a Fabiola como titular de la Secretaría de la Mujer ¿Por qué? Porque de entrada es una dependencia que funciona más como coto de poder electorero que como un área de atención efectiva; que abona a separar al hombre y la mujer ante la ley; que incrementa derechos a la mujer y que, simplemente, no debería existir. Es el área que promueve no una igualdad, sino una separación a partir del “ellas sí, ustedes no”; es la victimización de la mujer como política de gobierno y todo eso a Fabiola le sale bien.
El mal feminismo y sus instituciones han hecho como principal insignia de combate aspectos banales como la férrea oposición a la exclusión sistemática de las, “las”, así que en franco desafío a la Real Academia de la Lengua Española y, (creo yo) sus patriarcales reglas gramaticales, se hace imperativo que toda luchadora social feminista y empoderadora social de la mujer, incluya en todo momento el artículo “las” para que se empareje con el artículo masculino “los”. De esta manera, contamos con “las y los michoacanos”, “las y los niños” “las y los diputados” y… agárrense, que muy pronto, pero muy pronto (así como van las cosas), el himno nacional mexicano tendrá que modificar su letra para cantarse de la siguiente manera:
“Mexicanos y mexicanas al grito de guerra.
…un soldado y soldada en cada hijo e hija te dio.
…más si osare un extraño enemigo y enemiga etc. Etc. Etc.
(No resisto las ganas de empezar a entonarlo para que Francisco González Bocanegra se retuerza en su tumba por machista y misógino ¡qué emoción!).
Lo cierto es que las cifras ahí están, no se pueden disipar por simple capricho. La violencia de género no disminuye y en ocasiones hasta se percibe un incremento. Resulta fácil y cómodo mandar a consultar la página del BANAVIM (que al momento de redactar la presente columna no se podía abrir) como una manera sencilla de mandar a volar a todos.
Resulta pues una posición comodina recurrir a las cifras cuando estas me benefician, pero cuando son adversas entonces diré con firmeza: “las mujeres no somos cifras”. (Dijera Manolín: “mira qué suave”).
¡¡Excelente miércoles todoooooooooooooooooos!!