Michoacán: el daño colateral de la democracia/ By @ManuelOchoa_
Por Manuel Ochoa
“Una gran democracia debe progresar o pronto dejará de ser grande o democracia”
Theodore Roosevelt
Era el año 2000, México estaba lleno de esperanza, después de 70 años habría un cambio en el régimen de partido único en el poder, los mexicanos vislumbraban el cambio por el que tanto habían luchado, el futuro estaba cerca. Michoacán no era la excepción, en el gobierno estatal entraría un gobernante no emanado del PRI por primera vez en la historia, eran tiempos de ilusión, expectativas, gozo y júbilo.
Durante el régimen del PRI como partido único el poder estaba concentrado en el Presidente, este fungía como jefe de gobierno, de Estado, y de su partido político. El Presidente mandaba a su gabinete, a la dirigencia de su partido, legisladores, gobernadores, presidentes municipales, sindicatos, organizaciones campesinas y populares, e incluso al poder Judicial.
En 1988 este modelo de gobierno comenzó a fragmentarse y dejar de existir, debido a los reclamos en todo el país por el fraude cometido en las elecciones presidenciales. El presidente entrante que carecía de legitimidad, tuvo que ceder parte de su poder a partidos de oposición, los cuales lograron la victoria en algunos Estados como Baja California, Jalisco, Guanajuato, Nuevo León, Distrito Federal, y Aguascalientes.
La dinámica de poder cambió totalmente. Gobernadores y presidentes municipales de oposición no tenían que obedecer al Presidente en turno, ganaron autonomía y poder. Este cambio sucedió a la par que el mundo del narcotráfico se estaba fragmentando y dividiendo en diversas plazas controladas por carteles que luchaban entre sí por mantenerlas y operarlas. La descentralización del poder político se dio a la par de la fragmentación territorial del poder criminal.
Sin embargo esta transición hacia un régimen democrático trajo consigo un cambio en las estrategias de las organizaciones criminales para operar en la política. Ahora buscarían, además de apropiarse de las instituciones de seguridad y justicia a nivel federal, estatal y municipal, controlar otras áreas estratégicas de los municipios como obras públicas y programas sociales. Buscarían dominar por completo a los alcaldes, poner el municipio a su servicio, privatizarlo y hasta incluso ser los encargados de cobrar los impuestos. Y nuevamente, Michoacán no fue la excepción.
En diversas regiones de la entidad michoacana los municipios fueron controlados en su totalidad por el crimen organizado, en un inicio por los Zetas, después por La Familia Michoacana y en la época actual por los Caballeros Templarios. A cambio del apoyo en elecciones, el crimen organizado designaba el Director de Obras Públicas del municipio, al Tesorero, y al Director de Seguridad Pública Municipal, esto dejo en total estado de indefensión a los habitantes de dichos municipios, capturados totalmente por las organizaciones criminales, por quienes pasaban decisiones del ámbito social, económico y de seguridad. La semilla que dio origen a las actuales autodefensas se sembró cuando el Estado abandonó a sus ciudadanos.
Ninguno de los gobernantes estatales de Michoacán desde Víctor Manuel Tinoco Rubí, Lázaro Cárdenas Batel, Leonel Godoy, y Fausto Vallejo Figueroa fueron capaces de usar las instituciones estatales para recuperar los territorios capturados por la delincuencia organizada. No pasó mucho tiempo para que dichas instituciones estatales fueran capturadas y controladas por la delincuencia organizada. A medida que crecía el poder y legitimidad de las organizaciones delictivas, se debilitaba el poder del Estado michoacano.
Hoy Michoacán vive todas las consecuencias de las decisiones que no se tomaron en su tiempo, se pretendió negociar la ley y aplicarla a discrecionalidad, en vez de ejercer el Estado de Derecho y mantener la cohesión del tejido social. El crimen se infiltró en lo más profundo de dicho tejido, ganando legitimidad, apoyo, poder y dinero. El reto de contrarrestar esta situación es enorme.
Michoacán tendrá elecciones el próximo año, ahora se corre un riesgo mucho mayor, la débil democracia que se ha construido corre el peligro de extinguirse. ¿De qué sirve elegir gobernantes cuando estos serán convertidos a los intereses del crimen organizado?
17 meses quedan para las próximas elecciones estatales, en dicho tiempo ¿Se podrá asegurar una elección libre de la intromisión del crimen organizado? Eso está por verse.
Manuel8a8@gmail.com
Twitter: @ManuelOchoa_
Changoonga.com no necesariamente adopta como suyos los choros, chorizos, morongas y chistorras publicados en ella y deja en sus respectivos padres (autores) la responsabilidad de todas las barrabasadas y debrayes que aquí plasman, producto de las ardillas hiperactivas que habitan en sus macetas. Si te gusta, ¡dale like/ rt y comparte!