Mi cuerpo es mío y de nadie más
Por Loralach
Pintado sobre su cuerpo pero sobre todo en su mente, Amina pregonó frente a su cámara “Mi cuerpo es mío y de nadie más”… seguramente jamás imaginó que tal fotografía desataría tremenda polémica, culminando en una injusta y repudiable condena a recibir latigazos en un sitio público y ser apedreada hasta morir.
Aún cuando la indignación ante la primitiva eventualidad de suponer que una joven sea condenada a muerte por el hecho de mostrar sus senos como protesta por las condiciones de vida de las mujeres en Túnez, se ha hecho presente en los diferentes medios informativos del mundo, el castigo de Amina será la muerte.
Es bien sabido que en los últimos años este país ha sufrido fuertes cambios políticos, como la internacionalmente conocida Revolución Tunecina (Revolución de los Jazmines 2010-2011), la cual se inició como una serie de protestas demócratas, con la importante presencia de jóvenes, sentando un precedente decisivo en el mundo árabe cuando consiguieron derrocar al gobierno autocrático de Zine El Abidine Ben Ali.
Estas manifestaciones comenzaron ante el suceso del incremento excesivo de los precios en los alimentos básicos, la corrupción, las malas condiciones de vida de los habitantes tunecinos y la falta de oportunidades para superar la crisis económica que sufría Túnez desde el 2008. Los tunecinos se mostraron imparables por lo que Ben Ali tuvo que cesar los disparos indiscriminados, anunciando que dejaría el poder en el 2014 y prometiendo libertad de información en todos los medios de comunicación incluido el internet.
Pese a que los tunecinos han enardecido frente al gobierno protestando por su condición de vida, las mujeres, sus manifestaciones y protestas ante su inconformidad por la discriminación y condición en la que viven y son tratadas dentro de su sociedad, se ven censuradas por el mismo pueblo y hasta por las mismas féminas.
Tal es el caso de Amina que ha causado revuelo gracias a la extensa divulgación de los medios electrónicos con los que ahora contamos. A través de una Fatwa, un pronunciamiento legal en el Islam de eruditos religiosos, se declaró a Amina culpable de mostrar su cuerpo en público.
La Fatwa estableció que la joven reciba 100 latigazos en un sitio público y luego sea lapidada hasta morir para castigar su indecencia y evitar que su «mal ejemplo» desencadene una epidemia y otras chicas repitan su acción.
Esta joven es una de las tantas mujeres que se encuentran luchando por los derechos de las mujeres en los países donde sufren discriminación a niveles que ni siquiera imaginamos, por lo que nos resulta inconcebible que ella sea censurada de esa manera y condenada a morir a pedradas porque decidió expresarse de forma radical ante su situación.
“Mi cuerpo es mío y de nadie más”, fue lo que la chica escribió en sus senos. Su fotografía ha dado la vuelta al mundo mientras que mujeres de diferentes países han demostrado su apoyo mediante fotos con mensajes similares, sin embargo, creería también que podemos expresar nuestra inconformidad aterrizándola en la situación que viven miles de mujeres en nuestro país.
Aunque no tenemos presentes castigos y discriminación que rayen en censuras públicas y mujeres apedreadas (por lo menos, los medios no nos lo hacen saber), la mujer en México sigue siendo víctima de la discriminación y esa sí la vemos pasar frente a nuestros ojos pero es más fácil observar lo que se vive fuera y no nos toca, pues no queremos que nuestra realidad nos alcance.
En México, la mayoría de los habitantes practican el catolicismo y aunque esta religión dejó atrás muchas de sus prácticas barbaries, a sus practicantes se les ha enseñado que su dios decida sobre sus cuerpos.
Y es que aunque la iglesia católica intente de alguna manera alcanzar la evolución que la raza humana ha conseguido, sigue influyendo en las decisiones que las mujeres deberían hacer, desde cuántos hijos tener, el aborto y hasta el divorcio.
Así que herman@s, gritemos juntos que todos tenemos derecho a decidir sobre nuestro cuerpo, porque “mi cuerpo es mío y de nadie más”, guaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa.
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