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Los panteones

Por Fernando Juárez “El Sargento”

Hombre sabio sin estudios, interesado en la lectura y en lo paranormal, conductor de un Podcast de corte esotérico, sus principales objetivos son lograr entender un poco más con cada día que pasa, ver coronarse campeón al Atlante y llegar a tener una colección de libros que si bien no compita con una biblioteca pueda ocupar un cuarto de 3 por 3, eso sí, todos leídos y comentados. Espacio dedicado a la sugerencia de lecturas de diversos temas, a la especulación de temas paranormales, reflexivos y misteriosos, sitio donde se abordaran cuestiones que bien pueden creerse vánales o irreales pero que todos en algún momento han escuchado, leído o vivido
Hombre sabio sin estudios, interesado en la lectura y en lo paranormal, conductor de un Podcast de corte esotérico, sus principales objetivos son lograr entender un poco más con cada día que pasa, ver coronarse campeón al Atlante y llegar a tener una colección de libros que si bien no compita con una biblioteca pueda ocupar un cuarto de 3 por 3, eso sí, todos leídos y comentados. Espacio dedicado a la sugerencia de lecturas de diversos temas, a la especulación de temas paranormales, reflexivos y misteriosos, sitio donde se abordaran cuestiones que bien pueden creerse vánales o irreales pero que todos en algún momento han escuchado, leído o vivido.

Imagino que todos en algún momento hemos escuchado o inclusive vivido alguna historia de terror o alguna experiencia paranormal en algún panteón, existen cementerios que tienen sus aparecidos o espíritus chocarreros famosos y los mismos encargados de cuidar las tumbas se encargan de que la leyenda perdure.

Uno de los panteones icónicos en el Distrito Federal es el Panteón de Dolores, el mismo donde se puede visitar la Rotonda de los Hombres Ilustres (Así le cambio el nombre Vicente Fox). En dicho lugar debido a la superficie tan grande que ocupa y lo intrincado que se ha vuelto el caminar por entre sus veredas han ido creciendo varias historias populares que poco a poco se van volviendo leyenda.

Se dice que si uno logra adentrarse en la noche y tiene el ánimo de deambular a solas por el panteón puede llegar a encontrarse con el mismísimo Charro Negro, los mismo veladores y cuidadores afirman que solamente hacen sus rondas hasta las once de la noche y ya después de eso prefieren estar encerrados para no encontrárselo debido a la fuerte impresión que causa encontrarse con el señor de las tinieblas.

Otro ser que puede encontrarse solamente en las noches es el famoso “Soldado”, se dice que esto sería el espíritu de un guardaespaldas de Venustiano Carranza, que al haber muerto en el cumplimiento de su deber jamás se enteró que  fue lo que le ocurrió, por lo tanto se encuentra penando haciendo guardia y recorriendo para proteger los restos de Carranza, algunas personas afirman haber pasado frente a él y saludarlo,  solamente se enteran que vieron a un fantasma cuando hacen la observación a los policías de haber visto a un militar entre las tumbas.

Otro de los seres que no pueden tener un descanso es el famoso “Angelito”, en esta ocasión se trata de una figura de piedra que representa a un querubín, pero que por diseño o por juego el escultor moldeo sus cabellos para que tuvieran la forma de unos cuernos de diablo, se dice que durante las noches el angelito se baja de su tumba y persigue a los vagabundos o viciosos que se adentran a profanar los santos sepulcros.

Respecto al último déjenme contarles que en dos ocasiones he ido a buscarlo, la primera vez tuve la oportunidad de platicar con un cuidador que me conto diversas historias y cosas curiosas que le habían pasado, la persona me indico por donde ir a buscar al angelito y por más que anduve caminando no pude dar con él.

La segunda ocasión que fui a buscarlo lo hice en compañía de mi familia, mientras ellos observaban las tumbas famosas, yo me volví a adentrar con la esperanza de verlo y tomarle una fotografía, una vez más mi intento fracaso aunque curiosamente a pesar de haber ido por el mismo camino termine viendo otras tumbas que habían pasado desapercibidas, curiosamente en esta visita termine muy enfermo y con mucho dolor de cabeza y vomito.

Próximamente planeo ir a buscarlo de nuevo, a ver si ahora si se deja ver, pues el soldado no me llama la atención y  al Charro Negro ya salude una vez…pero eso se los cuento en otra columna.

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