Inocencia interrumpida @ann_hiellow
Por Ann
El otro día vi un comercial en la tele acerca de un programa que trata de mujeres muy jóvenes, prácticamente niñas, que son obligadas a contraer matrimonio con hombres mucho mayores que ellas. Dice el comercial: “¿cómo defenderte si apenas eres una niña?”. Para mis adentros reflexioné y pensé, ¿cómo defenderse si apenas es visible en la sociedad?
Millones de mujeres en el mundo son casadas con hombres que les doblan o hasta les triplican la edad por tradición y muchos porque el hombre en cuestión tiene los recursos para sacarla de la pobreza.
Ya escucho a varias reclamándome que están tienen como pareja o felizmente casadas con un hombre mucho mayor que ellas, pero es muuuuy distinto estarlo por convicción propia que por obligación.
Hace algunos meses leí acerca de una comunidad al norte de la India que prohíbe los matrimonios por amor ya que dicen que quieren evitar que los jóvenes sean tan ingenuos de casarse por otros motivos que no sea por arreglo. Este grupo de viejitos retrógradas también elaboró una serie reglas que prohíben a las mujeres de menos de 40 años salir solas a la calle, usar el celular y cubrirse con un velo.
Sabemos de muchas costumbres más limitantes para las mujeres en otras partes del mundo como Cubrirse de pies a cabeza, no estar en la misma habitación con un hombre que no sea familia o solamente con hombres, no salir sin el marido, hasta estar obligadas a cambiar de marido si este muere, como si fueran un baúl o algún otro bien heredado.
Las cifras son contundentes, ya que de los 193 países que forman parte de la ONU, solo 113 prohíben el matrimonio infantil. Según datos con los que cuenta Unicef, alrededor de 23 millones de mujeres de entre 20 y 24 años fueron forzadas a casarse o a unirse con hombres antes de cumplir los 15 años. Un análisis porcentual a nivel mundial revela que la mayor incidencia se da en Asia del Sur (46 %), seguida de África Subsahariana (37 %), Latinoamérica y el Caribe (29 %), Sudeste Asiático (18 %), Medio Oriente y Norte de África (17 %) y Unión Europea y Comunidad de Estados Independientes (11 %).
Unicef fue contundente con su comunicado de alerta al destacar que «las niñas se convierten en esclavas por el resto de su vida. Son esclavas domésticas, esclavas sexuales, y sus derechos a la salud, a la educación, a la no discriminación y a la libertad física y psicológica es violada. Como en todas las formas de esclavitud, los matrimonios forzados deberían ser penalizados como un crimen. Y no se pueden justificar con argumentos tradicionales, religiosos, culturales o económicos».
Aunado a ello, no olvidemos que estas niñas son muy proclives a quedar embarazadas a temprana edad, lo que las expone a un alto riesgo de mortalidad, lesiones físicas y psicológicas.
Vivimos en un mundo desigual, poco equitativo y muy indiferente, pero hay luces en medio de la obscuridad, la lucha por erradicar es difícil, pero posible.
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