El regreso…/By @berenjenableu
Por Dulce Barajas
Ante el inminente y por demás anunciado regreso del Gobernador Fausto Vallejo Figueroa a sus funciones, entre el 1 y 3 de octubre como señaló en un entrevista en el noticiero de Ciro Gómez Leyva la semana pasada, es imposible no declarar que aunque pudiera tener todo el derecho constitucional en hacerlo, esta decisión significa una nueva turbulencia y forzosos cambios que no contribuirán en lo absoluto -sino todo lo contrario- al quebrantado plan por estabilizar la difícil situación que se cierne en Michoacán.
Como se han pronunciado varios legisladores del Congreso del Estado, lo más razonable, pese a que desgraciadamente no parece haber ninguna norma o ley que así lo indique, es que el ex alcalde de Morelia presente un serio certificado médico o un informe que avale que podrá plenamente trabajar como mandatario sin ausentarse antes de que termine su singular periodo así como sin dedicar al puesto un limitado lapso de 5 horas al día como se ha rumorado, ya que las necesidades de Michoacán requieren que quien esté al frente lo haga de tiempo completo.
Ni modo, pero es lo que implica un cargo como este, y más en un estado como Michoacán, lo que además era sobrentendido desde las campañas electorales; ignorar una cuestión tan trascendental como la salud del político que estás postulando para enfrentar la problemática de la entidad no es otra cosa que Negligencia. No obstante ante la actual situación, se entrevé que pudo más el egoísmo y la sed de regresar al poder por parte de este partido político que la responsabilidad con el pueblo.
Ante el panorama de inestabilidad entre un relevo y otro por parte de Fausto Vallejo y Jesús Reyna García, ojalá la visita del presidente Enrique Peña Nieto haya servido también para que el mandatario tuviera una intervención entre las filas del PRI para en pocas palabras “poner orden”, pues salta a la vista que entre los del tricolor no todo es miel sobre hojuelas, y los mensajes enviados a través de los medios de comunicación entre los dos grupos de funcionarios (los faustistas y los reynistas) por los cambios que se sucedieron en el gabinete con la entrada del gobernador interino, obviamente no fueron bien recibidos por los que se tuvieron que marchar, y esa herida no termina de sanar.
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