En Michoacán Todos Somos Chayoteros… Pero No Todos Somos Corruptos // By @ellycastillo
By @ellycastillo
Con el último video de La Tuta “se nota que hasta en el Crimen Organizado hay niveles. A los periodistas ni una Tecate les ofrecieron”-JMTH-
Todo Michoacán está en crisis. Bien jodido. El gobierno quebrado, las empresas en retirada, los negocios en quiebra, el turismo ausente, el ánimo decaído.
Tan mal andamos por acá, que seguramente estos años de crisis, tanto económica como de inseguridad, no se había presentado así desde la Revolución, con escenarios de guerra civil donde al igual que hace 100 años, el más fuerte es quien acaba imponiendo su ley.
Los medios de comunicación locales no podían estar ajenos a este remolino de un excusado que además está tapado literalmente, por tanta mierda acumulada. Y alguien tiene el control de la palanca para remover los mojones cada que se requiera…
Así como el vox populi denomina al policía “puerco”, al diputado “rata”, hoy en día está de moda decirle a un periodista “chayotero” o “vendido” si se le quiere insultar.
Políticos o manifestantes, empresarios o comerciantes, un gran segmento de la sociedad en general tiene ya, desde hace un tiempito para ‘ca, una mala, sino es que pésima percepción del periodista como profesionista, ya equiparable a la mala fama política y policial.
Y la gente en este estado, ya no es el auditorio pasivo que los periódicos y las televisoras solían tener hasta antes de las redes sociales que han venido a revolucionar el funcionamiento de los medios de comunicación, que ahora se enfrentan a consumidores de información cada día más exigentes, con una capacidad cada vez más grande para censurar a los propios medios si sus contenidos son deficientes a los ojos de un sector que no forzosamente son la “mayoría” pero que sí pueden ser muy ruidosos.
Bajo esas premisas, hace un buen tiempo que en Michoacán no se hace periodismo de calidad. Lo digo con el conocimiento que da el haber pasado por cinco medios en 14 años de vivir del reporteo. Y es que hacer buen periodismo cuesta, y no sólo dinero.
Paralelo a esa realidad los medios locales y sus trabajadores están viviendo la peor de sus crisis, pues no sólo es económica sino de credibilidad.
Cada vez se leen menos los periódicos locales con información caduca; noticieros en la radio y tv locales en su mayoría aburridos sin propuesta en formato más allá de leer boletines, cubrir ruedas de prensa y envolverse en declaracionitis del día a día.
¿O alguien recuerda así a la primera el nombre de un noticiero local, más allá de la empresa donde lo transmiten? No es gratuíto que las primeras referencias periodísticas de la gente de aquí sean nombres como Pepe Cárdenas, Ciro Gómez, Carmen Aristegui, Loret de Mola.
El video difundido parcialmente por Carmen Aristegui donde La Tuta se pone de acuerdo con Eliseo Caballero ahora ex corresponsal de Televisa y con José Luis Díaz, director de la Agencia Esquema, la cual es líder en cobertura de nota roja, “nos pega a todos los periodistas del país” dijo Denise Maerker en su noticiero. Imagine entonces cómo nos pega a los que estamos aquí cerquitita.
De esos videos de La Tuta con periodistas se sabe de su existencia desde principios de este año. Se menciona que son al menos otros dos donde aparecen más periodistas locales en situación similar. En este mismo espacio lo comenté el martes 12 de agosto pasado con el título «Deberíamos Estar Hablando Más De Esto En Michoacán»:
http://www.changoonga.com/columnas/deberiamos-estar-hablando-mas-de-esto-en-michoacan-ellycastillo/
Aquí no todos somos corruptos, pero sí chayoteros…
El precepto de “chayotero” deriva de un acto de corrupción que implica que un periodista o reportero reciba un soborno, por lo general de un político o una autoridad, ya sea en dinero o en especie, para publicar o para no publicar alguna información.
Bajo dicha premisa, todos los medios de comunicación en Michoacán somos chayoteros. Incluídos éste. Desde los más grandes como La Voz o CB hasta los portales web, los noticieros de radio y tv. Ello pues todos recibí-a-mos dinero del gobierno del estado para publicar información oficial y cubrir eventos gubernamentales.
Y muchos de esos medios dependen básicamente del dinero del gobierno. Tanto así que varios de ellos están a punto de desaparecer, nuevos y viejos, porque la administración de Salvador Jara decidió cerrar la llave, como a casi todos sus proveedores.
Esto también motivado por una serie de irregularidades en la lista de medios con convenio con el Gobierno de Michoacán, con periodistas que además de sus medios cobraban en nómina sin ninguna justificación más allá de ser “cuates”, con medios que sospechosamente gana-ba-n millonarias cantidades, incluso con columnistas que cobraban excesivamente por textos que sólo sus amigos leen (hay un presunto caso de un señor que cobra-ba- 80 mil pesos al mes por una columna que según es de las más leídas, pero que no justifica semejante “inversión”).
Estamos hablando de dinero público, de los impuestos de todos nosotros que en lugar de irse a la construcción de una aula, a la pavimentación de una calle, iban -van- a parar a manos de directivos y dueños de los medios (que no a sus empleados, esos estamos y vivimos bien jodidos).
La gente que le gusta o sigue a un determinado medio local debería preguntarle ¿cuánto le paga o le pagaba el gobierno? A final de cuentas el medio debería responder no sólo por ética sino por obligación al tratarse de dinero público (las leyes de transparencia así lo mandatan).
Con ya casi tres años de existencia y colocada dentro de los primeros lugares de visitas dentro de los medios locales según el medidor de Alexa.com, Changoonga.com recibía 10 mil pesos mensuales (el último mes fue de 15 mil) por concepto de servicios de difusión y promoción de actividades del gobierno. De los convenios más bajos por cierto, tomando en cuenta alcance-posicionamiento, pero algún precio se debe “pagar” por ser un medio “crítico” del gobierno como ven a este sitio web en muchos sectores oficiales.
Ojalá Changoonga.com no tuviera que depender del dinero de la política y gubernamental; seguramente otros dueños y directivos de medios comparten mi sentir. Lamentablemente volvemos al principio de este texto: empresarios quebrados que apenas tienen para pagarle a sus empleados no les alcanza para invertir en publicidad.
Peor aún: Hay negocios que ni siquiera quieren la publicidad regalada -literalemente- pues eso en Michoacán, es sinónimo de tener dinero para invertir en algo “frívolo” y por lo tanto, eres altamente secuestrable.
Por eso todos los medios terminamos recurriendo al dinero político, al dinero gubernamental. Es el único que hay en esta entidad tan alejada de Dios y tan cercana al Estado de México. Entonces sí, todos somos “chayoteros” bajo el precepto ya descrito.
Sin embargo esto de que los medios vivan del dinero gubernamental para nada es exclusivo de Michoacán, ni siquiera de México (pues desde Proceso hasta Televisa viven en gran parte del recurso oficial). Sólo países muy de primera como Suecia han legislado para prohibir que los medios reciban recursos del gobierno.
Pero aceptar dinero del gobierno no implica callar, bajar la cabeza y subirse al tren de que “aquí todo está bien”, aunque otra vez, la mayoría de los medios michoacanos optó por ese papel. Lo que diga y mande el señor gobernador, el señor alcalde, el señor funcionario tal.
Este medio es un ejemplo de ello. Cuando nos pidieron callar, no callamos, cuando nos amenazaron no nos amedrentamos, y eso, es parte de su espontáneo éxito. Porque sabemos que si queremos destacar, no podemos ser “un medio más” como los tantos que ya existen por aquí, sobre todo en Internet.
Ahora bien, una cosa es convenir y aceptar dinero del gobierno, y otra cosa es convenir, aceptar y pedir dinero de una organización criminal.
Más allá de dar consejos y sugerirle estrategias propagandísticas a La Tuta, tanto a Eliseo Caballero como a José Luis Díaz los condenan dos cosas: Aceptar el dinero que el líder de los Templarios les entregó; pedirle un vehículo, y una cámara de video de más de 6 mil dólares.
Dejo para después el debate sobre la cuestionable ética de Aristegui al difundir un video filtrado por la propia Tuta, y además transmitirlo editado. Esa harina va en otro costal.
El hecho de sentarse con La Tuta, de mostrarse en confianza plena, de hablarle de tú a tú, de sugerirle, de aconsejarle, de pedirle, impide creer en la justificación de “yo no quería ir pero me obligaron” que ambos han esgrimido en largas declaraciones más confusas que aclaratorias.
A mí también me han amenazado, y seriamente. Sacar nota de las fiestas privadas de los hijos del entonces gobernador Vallejo en Casa de Gobierno bajo extrañas circunstancias fue algo que incomodó -seriamente- a varios aludidos directamente. Curiosamente estamos hablando de la misma mafia con la que se sentaron Eliseo y José Luis.
Y a pesar de que mi integridad y la de mi equipo estaba de por medio, por mi cabeza no pasó el buscar a mis amenazadores y sentarme a dialogar con ellos, aconsejarles cómo ser delincuentes más comunicativos y qué deben hacer para perfeccionar su transmisión de mensajes relacionados a sus actos criminales. Mucho menos pensé en pedirle un vehículo o una cámara.
Antes bien, pensé incluso en irme del estado si mi vida de plano corría riesgo, pero nunca en mi mente consideré aliarme con la delincuencia aún siquiera para protegerme, porque eso no está en el manual del periodista, en el credo del reportero, en lo que aprendí en el aula y lo que me enseñaron mis maestros, tanto en la escuela como de oficio.
Winnie’s Poo del Periodismo
“Los cínicos no sirven para este oficio”; “las malas personas no pueden ser periodistas” son parte de los mandamientos que alguien que trabaja en esto tiene muy claro, si es que se mantiene ese espíritu verdaderamente periodístico que pregonó el autor de tales postulados, el polaco Ryzard Kapuscinski, considerado de forma unánime el mejor periodista del mundo.
El problema es que a los periodistas michoacanos se les olvida que son periodistas una vez que están encumbrados. Se vuelven comerciantes de información, señores empresarios, y pocos (ni los dedos de una mano) son los que mantienen la humildad. Actúan bajo la certeza de que información es poder.
Y padecen en su mayoría de un grave defecto: Como a Winnie Poo, les encantan las mieles, pero del poder. Sacarse fotos al lado de personalidades todavía es una práctica común en el gremio, estancado como en los años 70’s, tanto laboral como profesionalmente.
Difunden notas que sólo les interesan a los políticos y los temas que de verdad le importan a la gente son relegados a las últimas planas o resumidos en 30 segundos. ¡Ah! pero la entrevista con el diputado Tal o con el funcionario Equis para que expliquen los beneficios de su labor o por qué han hecho un trabajo tan “destacado” están a la orden del día.
Así pues, el futuro para los medios de comunicación michoacanos está sujeto al destino del estado, lleno de incertidumbre y desesperanza, y sólo sobrevivirán aquellos que sepan responder a la cuestión de ¿qué tan necesarios son los medios locales?
Mientras tanto, el video de Eliseo y José Luis con La Tuta es un trancazo para el gremio periodistico del cual apenas empezaremos a medir el moretón o la contusión que provocará, pero que sin duda, al menos una marca nos dejará.
Hay compañer@s que piden unión en torno a ellos por considerar que se les está juzgando prematuramente. Pero sinceramente salvo la presencia de cervezas, aún no encuentro la diferencia entre el video de La Tuta con Rodrigo Vallejo, con éste de los periodistas, si prevalece la regla tácita de la comunicación: “la forma en que lo dices, cuenta más que lo que dices”.
Incluso conozco casos de primera mano donde los dos son señalados, ante la influencia que ejercían en dependencias y con ciertos funcionarios, de censurar a otros medios locales pidiendo que no se les pasará información o haciéndoles llegar reportes exclusivos de manera privilegiada.
En lo personal, nunca tuve trato directo con ellos, nos veíamos a la distancia sobre todo cuando fungí como corresponsal de El Universal y recién meses atrás José Luis me marcó para reclamarme el uso de unas fotos que publicó Changoonga acusando que nos las habíamos pirateado de su agencia. Tenemos amigos en común que hablan de lo buenas personas y jefes que son (José Luis ayuda a una casa de jóvenes en rehabilitación de drogas). Mi opinión por lo tanto, no es a las personas, sino a los periodistas, que pensaron que era mejor juntarse con la “amenaza” que sacarle la vuelta. Eso para mí te quita la calidad de periodista.
Por eso me es importante decir -confesar- a fuerza de un ejercicio de honestidad necesaria, que aquí en Michoacán todos los medios somos chayoteros, pero no todos somos corruptos. Porque aún en medio del pantano, hay esfuerzos periodísticos muy decentes y rescatables, que lamentablemente carecen de los recursos suficientes para que su manejo sea masivo y su alcance mayor a la información basura que prevalece en los grandes medios tradicionales.
En esta crisis descomunal, sin duda será lamentable que se pierdan fuentes de trabajo derivado de tales filtraciones. Pero Michoacán ya no está para más medios de comunicación. Los requiere completos.
Cosas que ahí están pero a nadie le interesan:
Eliseo Caballero tenía toda la confianza del comisionado Alfredo Castillo. Era ¿es? al único periodista de Michoacán que le tomaba las llamadas de manera inmediata, al que procuraba atenciones tanto personales como informativas, en este afán peñista de quedar bien con Televisa en primer lugar. Es inconcedible que don Feyo no supiera de su existencia. Incluso el propio Fausto Vallejo días antes de dejar la gobernatura advirtió que en el periodismo “había sicarios”.
TRUCHAS:
Muchos conciertos, muchas actividades y poco dinero para cerrar el año en Morelia.
La posdata:
Tres canciones que describen lo que está viviendo Michoacán en estos momentos:
-Jefe de jefes (Tigres del Norte)
-El Sr Matanza (Manu Chao)
-El Sr Cobranza (Versuit)
Por lo demás… bienvenidos al Infierno de la Prensa: